Las buenas energías y vibraciones positivas son importantes en todos los ambientes de la vida de individuo, porque ayudan a su desarrollo profesional, creatividad y felicidad. Pero, en el caso de los profesionales de la salud, es el consultorio el que debe reflejar un ambiente de calma y tranquilidad. Lleno de oscilaciones energéticas balanceadas, que permitan desplegar todos los conocimientos, comprendiendo las necesidades y dolencias, de cada uno de los pacientes.
De igual manera, los espacios equilibrados denotan vitalidad y bienestar para todos aquellos que se incorporen a él, haciendo que las actividades que se realicen y las persona que lleguen; ya sean pacientes, colaboradores o colegas; se impregnen de una sinergia alentadora, que probablemente servirá de catalizador de cualquier enfermedad, prodigando una recuperación satisfactoria.
Buscando un ambiente acorde con su labor y personalidad
El consultorio, se convierte en el lugar donde más tiempo permanece el personal sanitario, por tanto, es importante imprimirle un poco de la personalidad. Atendiendo, claro está, algunas sencillas recomendaciones que podemos adaptar, para que las buenas energías los acompañen en el desempeño de esa labor meritoria, que lleva a ayudarle a los demás a conservar su salud física y mental, en forma integral.
- El orden. Se convierte en una cápsula que facilita el desempeño, creando un ambiente donde la creatividad, inteligencia y productividad tienen cabida. Debido, en gran medida que al tener todo a mano, se puede establecer una relación médico-paciente asertiva, donde la confianza profesional y la comunicación, favorezcan el tratamiento.
- Definir espacios. Separar visualmente el lugar donde se llena la historia clínica, con la zona en la que se lleva a cabo la exploración física. Permite al médico, mantener al control al recibir personas diferentes a los pacientes. Así mismo, para los usuarios se convierte en un enlace proteccionista, donde los protocolos administrativos se desligan del interés genuino por su estado de salud.
- Armonía. Los muebles, tanto para el paciente como para el profesional de la salud, deben estar diseñados con líneas limpias, bajo los parámetros de ergonomía. Donde la calidad, el confort y la adaptabilidad a la estructura óseo-muscular, deben de ir de la mano. Buscando en todo caso, un ambiente donde el bienestar y la salud sean ingredientes diferenciadores.
- Iluminación. Mantener un espacio iluminado naturalmente y ventilado, hará que las buenas energías, invadan el lugar. Alejando los parásitos energéticos que se pueden quedar enquistados, por el cumulo de enfermedades y problemas que cada uno de los pacientes lleva a cuestas y sin querer deja enganchados en cada lugar que visitan.
- Decoración. Exponer los diplomas y certificados en forma ordenada, le aporta clase y reconocimiento al lugar, por tanto, pueden ser parte del consultorio. Además, las plantas le darán un toque especial, que al tiempo que ambienta el lugar, limpia el aire y atrae buenas energías, logrando que muchos más pacientes quieran acceder a la consulta.
Las buenas energías en el consultorio, empiezan con una actitud positiva. Haciendo que se genere una carga vibratoria creada por el agradecimiento, la amabilidad y la empatía con los demás. Complementada con pequeños cambios, que agregan asepsia, tranquilidad y seguridad, para realizar cualquier tratamiento.