La salud mental forma parte importante de la salud integral de un individuo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
Es decir, que es necesario velar por tener una vida sana, plena y feliz. Convirtiéndose en una regla de oro, que debe cobijar a toda la humanidad, donde el personal sanitario está incluido. Más aún, cuando se hace un llamado a mantener un equilibrio, con pensamientos positivos, hábitos saludables y técnicas de manejo del estrés. De manera que conserven su salud y ayuden a otros a cuidar de la suya.
Salud mental: Cuidarse para Cuidar
La exposición psicológica, física y emocional del grupo interdisciplinario dedicado a cuidar de la salud de los pacientes, derivada de la sobrecarga de trabajo, los equipos insuficientes, el mal manejo administrativo, el deterioro en el ambiente laboral, la delicada toma de decisiones, la demanda asistencial y el riesgo de adquirir una enfermedad infectocontagiosa. Los lleva a tomar medidas que eviten el deterioro paulatino de su salud mental.
1. Poner límites es saludable.
No siempre debemos estar disponibles, Ya que, en lo posible, se deben buscar espacios para comer, hacer pausas activas y descansar. Buscando revitalizar nuestro cuerpo y mente, de tal manera que podamos seguir cumpliendo con nuestra onerosa labor.
2. Planear actividades fuera del trabajo.
Que nos alejen de la rutina y de las situaciones complejas que se presentan a diario. como, por ejemplo: hacer ejercicio físico, salir con los amigos, bailar, ver una película, leer un buen libro y ¿porque no? tomarse una copa de vino, mientras comemos algo rico. Suena como un plan, que genera satisfacción.
3. Controlar las emociones.
Acercándose a técnicas de meditación, donde la respiración consciente, la visualización y los movimientos coordinados, nos llevan a bajar los latidos del corazón, la presión arterial y la sensación de angustia y desasosiego, que nos impiden ser positivos y seguir adelante.
4. Cuidar de las relaciones personales.
Ya sea con la familia, amigos o colegas. Debemos recordar que el apoyo psicológico, compartir experiencias, hacer planes o simplemente hablar o reírse, generan empatía y emociones positivas que llevan a estados de tranquilidad.
5. Reconocer que tenemos una situación de salud mental por resolver.
Pedir ayuda, es un acto de responsabilidad con nosotros y con los pacientes. Por este motivo, es necesario consultar con nuestros colegas y con los profesionales competentes, sobre aspectos emocionales, cognitivos, conductuales o físicos, que alteren nuestro buen vivir.
En el libro “Salud Mental y Medicina Psicológica” (De la Fuente, 2018), se habla de la humanización del trabajo médico, la complejidad de la salud mental, la neurobiología, los aspectos desencadenantes de los problemas cerebrales y como tratarlos.
Sin embargo, antes de pensar en curar, se debe buscar la forma de prevenir. Por tanto, cuidar de las necesidades básicas, tener una buena higiene de sueño, promover el contacto con la familia y amigos, alimentar el conocimiento y planear rutinas fuera del trabajo, contribuyen a mantener un estado mental optimo que sana vidas.