La automedicación constituye un hecho cotidiano y habitual en la mayoría de los hogares mexicanos. La utilización por voluntad propia de medicamentos conocidos o prescritos anteriormente por un médico, supone un acto sanitario que puede ocasionar daños al paciente que los ingiere.
El poder de los medicamentos
Cualquier medicamento, independientemente de su perfil beneficio/riesgo puede tener un potencial mal uso.
Por lo tanto, nuestra labor como médicos que tratamos enfermedades y ayudamos a prevenirlas. Y consta de una triada terapéutica: Información, Consejo terapéutico y Educación.
La triada para disminuir la automedicación
Aplicar en nuestra práctica diaria estos tres elementos del acto médico, según las Estrategias para reducir los riesgos de la automedicación, Baos Vicente, conllevará una visión global imprescindible al acto de prescribir fármacos.
• INFORMACIÓN
– Qué enfermedad tiene el paciente
– Origen de la misma
– Gravedad o levedad de la afección
– Duración posible de la misma
– Posibles complicaciones
• CONSEJO TERAPÉUTICO
– Para qué sirve el fármaco recomendado
– Dosis exacta y frecuencia de administración
– Efectos adversos de posible aparición
– Duración del tratamiento
– Qué hacer si no hay mejoría o hay agravamiento
• EDUCACIÓN
– Qué hacer en otra ocasión similar
– Qué fármacos puede o no tomar
– Signos de alarma que obliguen a una consulta médica
– Fomentar una actitud positiva hacia la auto observación
– Favorecer la colaboración y la comunicación del paciente
INFORMACIÓN
Si a cualquier persona se le explica por qué y para qué se le receta o no un medicamento, comprenderá y aceptará de mejor grado las decisiones que se tomen. El conocimiento básico de la enfermedad que vamos a tratar ayuda a comprender el manejo de la misma.
CONSEJO TERAPÉUTICO
Nosotros aconsejamos el uso de fármacos, pero el paciente decide. Solamente mediante pacientes convencidos e informados conseguiremos disminuir una automedicación desordenada y errónea, así como el incumplimiento terapéutico.
EDUCACIÓN
Una gran parte de los usos erróneos de la automedicación han surgido del modelo médico del que han aprendido. Si el médico habitual prescribe antibióticos ante cualquier síntoma infeccioso, sin mayores explicaciones, el paciente fácilmente optará en otra ocasión por repetir sin necesidad de consulta. La misma actitud que ha visto del profesional sanitario. Los médicos somos el modelo educativo sanitario para nuestros pacientes.
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