Para cualquier persona, el sector médico es retador cuando se trata de ejercer el liderazgo. Pero en especial para las mujeres, la tarea se convierte en un verdadero desafío. Principalmente, por las complejas inconsistencias que existen por las expectativas de género. Sin embargo, hay talentosas profesionales que han aprendido a navegar estas incongruencias. No solo eso, sino que han creado una serie de estrategias importantes para cualquier jefe en la industria de la salud:
1Adaptarse a la situación
Por lo general, se espera que las líderes de salud sean a la vez exigentes y comprensivas. Esto las ha forzado a cambiar su acercamiento, tono y lenguaje según la circunstancia. En situaciones y retos que requieren autoridad y poder de decisión, se debe actuar con fuerza e imponer respeto. Cuando se necesite apertura y discusión, hay que proyectar disposición y cooperación.
2Seguir un proceso de cambio
También es conveniente transformarse con el tiempo. El liderazgo debe evolucionar conforme se asiente en el equipo. Primero se iniciaría con amabilidad, construyendo relaciones y confianza entre los colaboradores. También, se trabaja una atmósfera de apoyo mutuo. Después, se puede utilizar un acercamiento más estricto o autoritario para impulsar o frenar iniciativas de atención médica.
3Buscar las resoluciones ganar-ganar
Cuando se ejerce el liderazgo, hay que tomar decisiones difíciles cada día. Pero no todas deben significar que una parte gane y la otra pierda. De hecho, se debe buscar siempre el escenario donde todos queden más satisfechos. Así, un buen administrador de salud debe conocer los valores y aspiraciones de los demás. Después, se deben empatar con los objetivos de negocio.
4Un liderazgo estricto en las tareas, pero comprensivo con las personas
Los colaboradores resienten cuando creen que un líder se ha ensañado con ellos. Esta sensación provoca una caída significativa de la moral y la productividad. Por el contrario, es preferible ser siempre amable con los colaboradores. Sin embargo, en lo que se refiere al trabajo, se puede ser tan vehemente como se requiera. La clave está en aprender a separar ambos ámbitos.
5Reformular los conceptos
Muchas acciones y formas de liderazgo tienen connotaciones negativas. Sin embargo, bien encaminadas, puede de hecho ser muy positivas. En lugar de concebir la falta de conocimiento como algo malo, se puede presentar como oportunidad de crecimiento. Lo mismo se puede transmitir al equipo sobre retroalimentaciones, desacuerdos, etcétera.