Las personas tímidas suelen manifestar incomodidad cuando se relacionan con otros individuos, y debido a esta característica experimentan dificultad al conversar o intentar relacionarse con la gente de su entorno. Por tanto, cuando requieren acudir con el profesional de la salud esto puede convertirse en importante obstáculo para llevar a buen término el acto médico, de modo que conviene al especialista estar preparado para evitar que así suceda, para lo cual puedes tomar en cuenta los siguientes consejos:
- Identifica al paciente tímido desde el principio. Obsérvalo, éste suele ser callado, inseguro e indeciso.
- Inspira confianza. Dado que el paciente tímido suele tener problemas para transmitir lo que piensa, debes inspirarle confianza, asegurarle que no estás ahí para juzgar, debes mostrar empatía y hacer las preguntas indicadas que le ayuden a comunicarse mejor.
- Ofrécele lápiz y papel. Si el paciente es demasiado tímido para hablar, puedes darle oportunidad de expresar en papel lo que siente o piensa. Si es necesario, sugiérele que en su próxima cita lleve escrito aquello que quiera preguntarte.
- Dale tiempo para decidir. Es obligación de todo médico fomentar la partición del paciente en la toma de decisiones relacionadas con la conservación de su salud, sin embargo, debes darle tiempo, ya que aunado a su condición médica está la timidez que pueden obstaculizar la toma de decisiones. Procura brindarle información concreta y reducir las alternativas tanto como sea posible para facilitarle la tarea.
- Ten cuidado al momento de ofrecer servicios adicionales. Aunque los pacientes tímidos pueden acceder con cierta facilidad a adquirir servicios adicionales debes considerar que si no los satisfaces con este trato es muy probable que no regresen a tu consultorio, ya que aunque no se niegan a decir “sí” siempre tendrán lo opción de huir, lo cual es natural dada su naturaleza tímida.