Se conoce que el estrés académico es un factor que perjudica a todos los niveles escolares, incluso un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estima que el 60 por ciento de los alumnos padecen estrés académico, cuyas consecuencias principales incluyen a la fatiga intelectual, tensión arterial y repercusiones en su metabolismo, entre otros.
Debido a las evidencias que indican que el estrés académico perjudican la salud de tus pacientes, resulta importante que realices una labor preventiva desde tu consultorio y así evitar sus efectos negativos.
Transformar sus hábitos de estudio. La mejora en la organización de sus horarios contribuye a generar hábitos de estudio de mejor calidad, esto es posible por medio de la creación de listas de tareas que permitan descansos intermedios.
Contar con un espacio que motive el estudio. Es importante que tus pacientes cuenten con un lugar aislado que les permita mejorar su nivel de concentración, con la iluminación y ventilación adecuadas.
Evitar la pérdida de tiempo. Los adolescentes pasan hasta nueve horas diarias en Internet, según el informe de la agencia digital Common Sense Media, por lo cual es importante que menciones a tus pacientes jóvenes la importancia de reducir su uso, sobre todo en las noches al perjudicar su descanso.
Hacer a un lado la procrastinación. Este es uno de los factores que pasa desapercibido pero aumenta poco a poco el desarrollo del estrés, pues aumenta la carga de trabajo de “manera natural” y esto empeora su estado de salud.
Canalizar el miedo y la angustia. La regla dice que “no podemos ser productivos sino estamos emocionalmente bien”, por lo que es importante que tus pacientes realicen sus tareas sin sobrecargas de trabajo, así como practicar alguna terapia como el yoga.