Pocas situaciones en esta vida son tan gratificantes como escuchar una buena conferencia; sin embargo, aún más placentero resulta el poder realizar una exposición lo suficientemente buena como para lograr algún cambio en tu público, especialmente cuando recibes, a raíz de la misma, buenos comentarios, aplausos sinceros y retroalimentación acerca de los contenidos recién expuestos.
Particularmente me encanta dar conferencias y, a pesar de la experiencia, todavía me pongo un tanto nervioso y segrego cantidades inusuales de adrenalina. La mejor manera de evitar este nerviosismo e incrementar la calidad de nuestras presentaciones es seguir un grupo de reglas bastante sencillas:
Ser conciso, sin ser escueto:
No trates de cubrir el tema en una sola sesión.
A veces no alcanzamos a recorrer todo el panorama de tal o cual campo del saber, por lo tanto trata de resumir y ser conciso. Cuidado con tratar de demostrar que sabes mucho sobre un tema, recuerda que el objetivo de tu conferencia es “enseñar” y no necesariamente “impresionar” a tu audiencia.
Elige bien:
Ya descartaste tus contenidos sobrantes, pero ¿qué sigue?
Recuerda categorizar tus contenidos de forma deductiva, es decir, partiendo de lo general y hacia lo particular, pero sin abarcar más de 3 ó 4 ideas principales, pues tus receptores deben ser capaces de entender, comprender y somatizar los conocimientos recibidos.
Si abusas con muchas ideas o tu contenido se encuentra desordenado tus oyentes corren el riesgo de perderse.
Presenta en bloque pequeños:
Dicen que “la mente aguanta hasta donde resisten las sentaderas en una silla”, por lo tanto es preferible hacer tres bloques de veinte minutos en lugar de hablar de forma imparable durante una hora.
Trata de ser dinámico, camina y muévete un poco, cambia tu tono de voz, realiza pausas y modula tu voz.
Hazlo interactivo:
Al público le gusta participar, formula preguntas o invítalos al debate de ideas; propón una lluvia de experiencias breves, explora casos reales e invítalos a entrarle de lleno al tema, de esta forma harás que la presentación sea interesante.
Es importante que sepas cómo manejar al público, pues con este tipo de procesos se corre el riesgo de que la audiencia se salga de control.
Déjalos con nuevas incógnitas:
Cada cabeza es un mundo y para cada quien las ideas funcionan de manera distinta, por tanto formúlales preguntas abiertas e interesantes, mismas que habrán de ser respondidas posteriormente a tu charla. Detona cuestionamientos tales como, ¿qué harías tú en este caso?, ¿cómo resolverías esta problemática?, ¿qué abordaje del caso tomarías tú?, etc.
Con este tipo de reflexiones lograrás mayor aprendizaje; sin embargo, toma en cuenta que deberás de sacrificar entre 20 y 30 segundos por pregunta para saber qué es lo que ellos piensan, se respondan y lo interioricen.
Dar conferencias es todo un arte que siempre implica superarse a uno mismo y que cada vez se disfruta más y más…
¿Qué esperas para apuntarte y dar tu próxima exposición?
LCC Juan Carlos Guerrerosantos A.
@triunfadoctors