La práctica clínica lleva a cuesta riesgos laborales, que a veces no son posibles prevenir. Más aún cuando su trabajo es ejecutado en zonas rurales o lugares donde no se dispone de los equipos necesarios y las condiciones de salubridad adecuadas para contrarrestar y minimizar cualquier factor de peligro que ponga en juego su vida y la de los pacientes.

Evitar los problemas físicos y psicológicos de los practicantes clínicos y de todo el personal adjunto, es una tarea que empieza con el autocuidado. Pero que también va incluido en los programas de salud ocupacional de las instituciones de salud. Ya que es imperativo velar por la buena salud de todo el personal, vigilar las condiciones del entorno y llevar a cabo un plan de acción que proteja en forma integral.

 Manteniendo a raya los riesgos laborales

El conocimiento, la actitud y la destreza, son características que deben acompañar la labor de los profesionales de la salud en la práctica clínica. Sin embargo, existen factores como la falta de experiencia, el cansancio físico y un ambiente laboral poco propicio, que a corto tiempo se pueden convertir en desencadenantes de accidentes que cobran la vida de los pacientes y muchas veces, ponen en riesgo inminente al personal sanitario.

1. Pequeños accidentes potencialmente peligrosos. Los pinchazos con jeringas, las pequeñas cortaduras con material quirúrgico e incidentes en el manejo de fluidos, son situaciones frecuentes en la práctica clínica. Por eso es necesario llevar a cabo un programa de inmunización y vacunación. Además de seguir estrictamente los protocolos de bioseguridad y utilizar los elementos de protección de barrera.
2. Accidentes biológicos. Los microorganismos, patógenos y químicos, están presentes, como un riesgo latente. En, pero la situación se complica debido al uso inadecuado de los elementos de seguridad, la falta de adherencia al cuerpo de las prendas de protección y la prisa al ejecutar las tareas. Por tanto, se deben ajustar las reglas y cumplir a cabalidad cada una de ellas para disminuir considerablemente la percepción de inseguridad.
3. Los golpes, caídas, cortaduras y torceduras. Están en la lista principal de riesgos de la labor clínica. Ya que, el desplazamiento continuo, el contacto con diferentes instrumentos, la manipulación de grandes equipos y las condiciones de las instalaciones donde se labora, pueden llevar a generar problemas físicos. Por tanto, se deben tomar medidas de seguridad y cumplir con el estricto mantenimiento de las instalaciones y los equipos.
4. La agresión desatada por pacientes, familiares y usuarios en las salas de urgencias, pabellones psiquiátricos, geriátricos o sitios aislados. Constituyen otro de los riesgos a los cuales se enfrenta el personal sanitario en su práctica clínica. Llegando a poner en peligro la vida de los individuos. Por lo cual siempre se debe mantener la calma, conservar una comunicación asertiva y en lo posible, tomar medidas de protección personal.

En Conclusión:

Los riesgos laborales en la práctica clínica son muchos y reúne factores físicos, ergonómicos, psicosociales y emocionales. En donde la prevención y el autocuidado debe ocupar el primer lugar. Además, las instituciones deben plantear programas educativos, medidas de bioseguridad y seguimiento.  De igual manera, que los gobiernos deben crear políticas públicas que  permita tener más dispositivos de protección y bioseguridad.