Los trastornos del espectro autista (TEA) son una afección neurológica y de desarrollo, que inician en la niñez y se caracterizan por presentar una significativa disfunción social, conductual y comunicacional.
En la actualidad, el DSM-V ha incluido varias entidades en el espectro, por lo que los síntomas pueden manifestarse de formas diferentes. Lo que ha generado una serie de mitos alrededor del TEA, que si bien han sido ampliamente aceptados en la cultura popular no recogen la realidad de las personas que lo padecen.
Por ello, es importante que como médicos tengamos respuestas objetivas a las creencias populares más comunes, a fin de tranquilizar a los padres, e instruirlos adecuadamente al respecto.
No son capaces de sentir
Existe la tendencia generalizada de que las personas autistas no tienen la capacidad de sentir emociones. Pero la realidad es que lo hacen igual que las demás personas. Son capaces de reír, llorar, sentir ira, miedo y frustración; pero no tienen la capacidad de expresarlo como otras personas.
En la mayoría de los casos de autismo, los sujetos tienen dificultad para expresar sus emociones y necesidades; además, rechazan el contacto físico y evitan el contacto visual. En este contexto, se hace difícil para las demás personas entender lo que piensan; pero el no ser capaces de expresar sentimientos, no implican que no los tengan.
Tienen inteligencia superior
Al tratarse de patologías muy heterogéneas, las personas con TEA son muy variables en cuanto a sus habilidades y capacidades. Sin embargo, solo en el 0,5% de los casos el TEA se acompaña de síndrome de Savant, que los dota de habilidades mentales extraordinarias.
Aunque es cierto, que en buena parte de los casos suelen resaltar en determinadas actividades tienen importantes déficits en otras áreas. También existen casos en los que el TEA se asocia a discapacidad intelectual, por lo que no es posible establecer una generalización.
Las personas con TEA son agresivas
En algunas ocasiones, las personas con TEA pueden experimentar picos de estrés relacionados a su incapacidad de manejarse adecuadamente en entornos socialmente complejos. Ante estas situaciones, manifiestan conductas inadecuadas dada la imposibilidad de expresar su frustración verbalmente.
Estas conductas desafiantes los hacen ver como personas agresivas; sin embargo, son totalmente controlables si se manejan de la forma adecuada. De ahí, la importancia de la terapia para el niño, los padres y todas las personas de su entorno regular, a fin de adquirir herramientas adecuadas para manejar situaciones difíciles.
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Los niños con TEA no pueden ir al colegio
Si bien es cierto, que en Ecuador, la mayoría de las instituciones educativas no cuentan con personal capacitado para atender a niños con TEA, es necesario que los niños con TEA se incluyan en el sistema educativo. Esto no sólo mejora su capacidad para relacionarse, también sensibiliza a otros niños y los enseña a ser más inclusivos.
No obstante, es necesaria la participación activa de los docentes, compañeros, la familia y todo el personal de apoyo, para generar un ambiente estructurado, en el cual el niño pueda desarrollarse.