Como lo sabes, una de las enfermedades con mayor incidencia en el mundo es el cáncer. Tan sólo para entender su impacto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) la cataloga como la tercera causa de muerte en México. En promedio se estima que es la responsable de 14 fallecimientos por cada 100 habitantes cada año.
El cáncer es una enfermedad que, si se diagnostica y trata a tiempo, es curable. Por ello, vale la pena destacar el papel de los Dispositivos Médicos Innovadores en la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de los pacientes.
En la actualidad, este sector ha impulsado el uso de tecnología innovadora para mejorar la calidad de vida de quienes padecen cáncer, a través de diagnósticos menos invasivos, pruebas de detección mucho más certeras e instrumentos que contribuyan a incrementar la calidad de vida de los pacientes y disminuir, en medida de lo posible, las secuelas de esta enfermedad.
Con lo anterior en mente, la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID) enlista algunas de las innovaciones enfocadas al cáncer que han transformado la industria mundial.
Ropa inteligente
En 2019, el índice de defunciones por cáncer de mama aumentó a nivel nacional, con al menos 7 mil 354 casos registrados, de los cuales la tasa de mortalidad representó un 19.6 por ciento, la cifra más elevada en la historia del país. Esto es aún más alarmante al descubrir que el 70 por ciento de los casos de quienes padecen esta enfermedad, podría salvarse con una detección temprana.
Ante esto, surgió un brasier que integra al menos 200 pequeños biosensores de inteligencia artificial, que una vez que tienen contacto con el pecho miden el comportamiento de la sangre y cómo ésta atraviesa el tejido mamario, comparando los resultados con una base de datos en tiempo real a través de un algoritmo.
Así, esta creación del estudiante mexicano Julián Ríos ayuda en el diagnóstico de este particular tipo de cáncer de manera más precisa que la autoexploración y menos peligrosa que las mamografías. El brassiere debe ser utilizado entre 60 y 70 minutos continuos una vez a la semana, para enviar los datos a la aplicación móvil o al oncólogo que lleve el tratamiento.
Monitoreo constante y portátil
Otra de las grandes innovaciones de la década en materia de Dispositivos Médicos oncológicos se desarrolló en la Universidad Rovira i Virgili de Cataluña. Se trata de un dispositivo portátil que permite hacer un seguimiento del cáncer de forma rápida, económica, eficaz y poco agresiva a través de una muestra de sangre.
El aparato cuantifica, de una en una y en tiempo real, el número de células tumorales que hay en una muestra de sangre, mejorando el seguimiento que se hace a los pacientes con cáncer, particularmente de aquellos que tienen metástasis y requieren que este sea continuo durante su tratamiento.
Este nuevo aparato integra dos sistemas en miniatura: uno de flujo y otro óptico. En el primero, fluyen alineadas las células de la muestra de sangre; mientras que en el segundo, constituido por dos fibras ópticas (un diodo láser y un fotodetector), se analizan las células y se cuentan separadamente las cancerígenas y las que no lo son. El resultado permite evaluar la evolución de la enfermedad sin necesidad de un sometimiento constante a este tipo de pruebas.
Cirugías con tecnología de punta
Los Dispositivos Médicos oncológicos también se han renovado dentro de los hospitales. Prueba de ello es la creación de científicos del Imperial College London, en Reino Unido: un bisturí que permite distinguir los tejidos cancerígenos durante la propia cirugía.
El instrumento comunica al instante qué tejido cortar y qué tejido dejar intacto, lo que supone un enorme adelanto en la tecnología de intervención quirúrgica, pues en una cirugía por esta enfermedad, el médico debe asegurarse de eliminar todo el tejido con sospecha de malignidad, lo cual no siempre es tan evidente y requiere de largas horas en el laboratorio, mientras el paciente permanece anestesiado.
El bisturí presentado por el Dr. Zoltan Takats emplea sistema de electrocirugía que calienta el tejido al mismo tiempo que lo secciona con la máxima precisión. Este se encuentra conectado a un espectómetro que detecta las diferencias entre los químicos presentes en el humo emanado de tejidos cancerosos y de tejidos sanos.