Existen un sinfín de situaciones que pueden salirse de tu control y alterar la percepción de tus pacientes sobre la calidad de tus servicios. A continuación te presentamos 3 de las quejas recurrentes que los pacientes suelen tener cuando acuden a un consultorio médico. Tenlas en consideración y mejora la atención dentro de tu empresa de salud.
Groserías
Las quejas en esta categoría van desde ser atacados verbalmente por una recepcionista hasta sentirse insultado por un médico.
Los pacientes también encuentran desagradable el sentir que no fueron escuchados por un médico distraído y no ser presentados a los pasantes, residentes y demás personal.
Es comprensible que los pacientes puedan malinterpretar las señales visuales y verbales, especialmente cuando les preocupa su salud. Mientras que los ojos de un médico se encuentran en una tableta, es posible que el paciente anhele contacto visual con ellos. Y pueden confundir fácilmente la más leve insinuación de brusquedad en la voz de un médico como exasperación.
Apresurar al paciente
Los pacientes se sienten frustrados y confundidos cuando no tienen tiempo suficiente para conversar ampliamente con un profesional médico sobre sus síntomas, resultados, tratamientos, medicamentos, diagnósticos y planes. Claramente no les gusta que los apresuren. Cuando el médico está retrasado, se sienten ofendidos.
La mayoría de las personas entienden que los médicos necesitan lidiar con situaciones urgentes, aprecian que se les notifique si habrá un retraso. Esta cortesía les permite modificar sus planes en consecuencia, porque su tiempo también es valioso.
El problema de las citas breves radica en la programación poco realista que se les asigna.
Reproches
Algunos pacientes dicen que les hicieron sentir que tienen la culpa de su condición médica. Ellos no aprecian que los regañen o los menosprecian. Lo que preferirían tener es comprensión, apoyo y consejo, lo que puede ser un desafío cuando la práctica es ver a las mismas personas con el mismo problema una y otra vez.
Muchas personas tienen miedo e intimidación cuando visitan a un médico. Lo último que necesitan es sentirse menospreciado también. Los pacientes quieren paciencia tanto como lo hacen los médicos. Más allá de la grosería, la prisa y el reproche, se encuentra el respeto.