El contagio de enfermedades infecciosas, ha evolucionado al ritmo de la conectividad y la globalización. Porque a través de la historia de la humanidad el hombre ha tenido que batallar con pestes y pandemias, que en muchos casos han sido sectorizadas y combatidas. Pero, como vemos en la actualidad; con la gripe aviar, la influencia o el covid-19, los virus y bacterias, han atravesado fronteras, tocando las puertas de todos los continentes, sin ninguna consideración.
Además, los patrones de contagio han variado, cambiando radicalmente la tasa de trasmisión y recuperación; por la falta de efectividad en los controles de la estructura conectiva de la población. Es decir, que los parásitos y virus; están presentes en la cotidianidad del ser humano y muchas veces por desconocimiento, falta de educación y poca prevención, portamos agentes patógenos que se trasmiten y mutan, con una alta resistencia antibacteriana, debilitando nuestro sistema inmune y vulnerando nuestra salud.
Las infecciones se abren camino entre la humanidad
Los modelos clásicos de contagios de enfermedades infecciosas, suponen una división marcada entre la población afectada; donde una parte es susceptible de inoculaciones, otra que es la que contrae la infección y la última parte que representa el grupo recuperado, que alcanza la inmunidad. Proponiendo que el curso de la epidemia depende de la tasa de contagios; que posiblemente en tiempos pasados se podía controlar, porque se daba en una región específica, donde era posible hacer un cerco epidemiológico exhaustivo. (Pliego)
Hoy en día, los patrones de contagio se han alterado, dejando una gran incertidumbre con respecto al manejo de la sintomatología y el control de la enfermedad. Debido, básicamente a la facilidad existente de cruzar fronteras; la invasión de los ecosistemas, el calentamiento global y la degradación del medio ambiente. Sin embargo, la ciencia se toma la matemática; para establecer esquemas que ayuden a descubrir, explicar, predecir y controlar, cualquier enfermedad infecciosa.
El esquema de redes. Expone un análisis incluyente, donde un individuo desplaza la infección a su grupo inmediato. De esta manera, esos nuevos individuos forman nuevos patrones con diadas, triadas o redes expansivas, que siempre esta interconectada, dispersando notoriamente la enfermedad. (México, s.f.)
El esquema de urnas. Muestra espacios independientes, no interconectados, donde el azar implanta una infección aleatoriamente; que no necesariamente afecta a su grupo primario, sino que, se distribuye por la visita de otros agentes susceptibles de infección que vuelven nuevamente a sus cubículos, afectando su entorno.
El esquema de ramificación. Modela, espacios cerrados donde un agente infeccioso llega y contagia a un individuo; dejando en el ADN y en el ambiente, el patógeno, que al paso del tiempo va pasando a su descendencia y que en algún otro momento de la vida muta, saliendo a flote para desencadenar una nueva epidemia.
Los patrones de contagio de las enfermedades infecciosas, van cambiando de acuerdo a diferentes esquemas; que incluyen una distribución geográfica de los microorganismos, parásitos y bacterias, difíciles de detectar. Debido, a una trasmisión horizontal; que se deriva del contacto físico o vertical, que lleva una carga congénita o heredada. Por tanto, mientras los científicos hacen nuevas investigaciones y establecen modelos que permitan tomar decisiones certeras; los habitantes de la tierra debemos mantener normas de higiene y buscar maneras de fortalecer el sistema inmune, para enfrentar cualquier enfermedad.