Si tienes hermanos que, al igual que tú, estudiaron medicina, quizás en más de una ocasión haya cruzado por sus mentes abrir una empresa de servicios de salud en conjunto pero, ¡mucho ojo!, porque se estima que las empresas familiares suelen fracasar 75 por ciento más que las empresas constituidas por socios o simples amistades, ¿sabes por qué? Aquí tienes las razones:
Emociones sobe negocios
Permitir que los apegos, deseos o gustos sean protagonistas en las decisiones de negocios resulta más caro de lo que se piensa.
Se suele estimar que una organización puede funcionar como se hace en familia, pero este enfoque tiende a distorsionar la realidad. En este caso, el médico emprendedor debe mantenerse atento a establecer un “justo medio” entre el amor a la familia y la exigencia del negocio para evitar que éste fracase por cuestiones emocionales, por ello, hay que definir claramente las políticas de la empresa, para evitar malos entendidos del tipo “prefieres al negocio antes que a tu hermano”.
Falta de seriedad
Si va en serio el proyecto de abrir un consultorio médico en familia lo primero que tiene que haber es seriedad, pues el principal error consiste en dejar todo a la deriva, ya que se tiene confianza excesiva en el compañero.
Para evitar este inconveniente es necesario tener misión, visión y objetivos claros, pues estos comienzan a dar cuerpo a la empresa de servicios de salud.
Paternalismo
Es común que en las familias uno de sus miembros tiendan a llevar la batuta de los asuntos, ya sea por tradición o simple comodidad, pero esta costumbre no necesariamente beneficiará al consultorio, ya que, como establecimiento de servicios de salud, lo que éste demanda es la capacidad de cada uno de los médicos emprendedores para fortalecerlo, así pues, hay que olvidarse de simplemente asentir ante lo que diga “mi hermano mayor”, o bien, “el jefe”, si es que el negocio incluye al papá o la mamá.
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