La contaminación auditiva o acústica; ha aumentado debido al ruido que se genera por parte de las industrias y el aumento de automotores en las ciudades. Sin embargo; los aparatosa de audio personales se encuentran entre los principales desencadenantes de esta situación a nivel mundial. Debido a que los jóvenes hoy en día utilizan sus dispositivos a decibeles muy altos; como parte de sus actividades recreativas, generando a corto plazo problemas de salud, que van de lo auditivo a lo cerebral.
La Organización Mundial de la Salud, OMS; alerta sobre los efectos nocivos de estar expuestos a sonidos de más de 75 decibeles; que se convierten en ruido, llegando a ser dolorosos a 120 decibeles. Al tiempo que, informa que esta situación facilita la perdida de la audición y promueve la discapacidad del individuo, limitando la salud, la educación y el empleo (OMS)
El ruido genera incapacidad
Las personas suelen subestimar los efectos nocivos de los sonidos a alto volumen en el organismo, sin siquiera imaginar que alteran la audición. Pero, también tienen impacto en las funciones del cerebro, produciendo alteraciones respiratorias, vasodilatadoras, visuales y de memoria, debido a la sobre estimulación constante del cortisol, que es la hormona del estrés.
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Efectos auditivos.
La hipoacusia o sordera, es la principal causa de la contaminación acústica, a causa de que las células ciliadas auditivas no se regeneran, provocando un desplazamiento temporal o permanente del umbral de la audición. Así mismo se pueden presentar episodios acúfenos, con zumbidos en los oídos, que afectan el equilibrio, la concentración y la proactividad.
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Efectos no auditivos.
Pueden ir desde parpadeo constante, agitación respiratoria, dilatación de las pupilas y taquicardia, hasta desatar problemas psicológicos como fatiga, irritabilidad, depresión y agresión. Llevando al individuo a enfrentarse con problemas psicosociales, familiares y laborales, que son negativos para su salud física, mental y emocional.
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Otros efectos.
La disminución de la audición tiene consecuencias asociativas que intervienen en la comunicación, generan indiferencia por las otras personas, pueden llegar a perturbar el descanso y el sueño, alientan la insensibilidad por el entorno y consiguen alterar el sentido de responsabilidad del individuo a causa de la fatiga, falta de concentración y desmotivación.
La Organización mundial de la Salud, OMS y el gobierno mexicano, consideran la contaminación auditiva como un problema de salud pública. Por tanto, establece campañas educativas integradas en las instituciones educativas y en las empresas, dirigidas a personas de todas las edades, para que se sensibilicen sobre los efectos nocivos del ruido en la salud.
La Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial de México. (PAOT), con la consigna “Ya bájale, el ruido contamina y afecta tu salud”, lanza en el 2019 un programa contra el ruido, dirigido especialmente al comercio, bares y discotecas. Buscando que desciendan los decibeles, para que tanto los empleados, visitantes y la comunidad en general se vean favorecidos. (Paot, 2019).
La contaminación auditiva o acústica es un tema de interés global, debido a que los seres humanos a causa del ruido estamos atentando directamente contra nuestra salud, sin apenas darnos cuenta. Por ello, todos debemos trabajar unidos empezando desde el entorno familiar, para que, se incentive a los niños a bajarle el volumen a los aparatos electrónicos, evitando daños irreversibles en el organismo a largo plazo.