El consumo de tabaco es uno de los factores de riesgo (modificables) más letales que pueden llegar a comprometer considerablemente la salud integral de tus pacientes. De acuerdo con datos del Banco Mundial, recopilados por los expertos de la agencia informativa Statista, revelan que fumar es peor que la contaminación ambiental, el consumo de alcohol y drogas e, incluso, el sedentarismo. ¿Cómo reducir el impacto que tiene en la salud del paciente?
Con esto en mente y de acuerdo con la información publicada por Infosalous, médicos españoles adheridos a la Organización de Médicos en Apoyo del Vapeo y de los Cigarrillos Electrónicos (MOVE) quieren llevar al debate legislativo el uso de este tipo de dispositivos electrónicos para frenar el número de casos graves atribuibles al consumo de tabaco.
En esa tesitura, han puesto como ejemplo los estándares y el decrecimiento de casos letales alcanzados por el gobierno del Reino Unido donde, reconocen, que más de 200 mil personas han dejado el cigarrillo a partir del uso de este tipo de dispositivos.
Esta nueva opción no es una bandera blanca en la lucha contra los efectos nocivos del tabaquismo ni tampoco es un paso atrás en los esfuerzos realizados hasta ahora, sino que es un avance que implica reconocer que tenemos medios innovadores que pueden ayudar a todos aquellos fumadores que no quieren o no pueden dejar de fumar. Es una forma de consumir nicotina sin tener que exponerse a las sustancias nocivas derivadas del humo del tabaco.
En esa tesitura, MOVE apuesta por seguir el ejemplo de países como Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Canadá o Nueva Zelanda, que han incorporado al cigarrillo electrónico dentro de sus políticas de salud pública, registrando unos resultados “muy positivos”: en Reino Unido, unas 20 mil personas al año dejan el tabaco gracias al cigarrillo electrónico según un informe publicado recientemente por el Ministerio de Sanidad británico.
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