Mientras la Covid-19 ha generado una de las peores pandemias de las últimas décadas también ha propiciado importantes avances en la industria farmacéutica. El objetivo es ofrecer una alternativa a la población para evitar la mayor cantidad posible de muertes. Como resultado de las investigaciones previos y los trabajos actuales se concretaron las vacunas contra esta nueva enfermedad. Ahora son más de una docena las opciones disponibles y aunque varía la eficacia y dosis requeridas al final todas buscan evitar hospitalizaciones y decesos.
En el caso de México, fue el primer país de América Latina en aplicar la inmunización y eso marcó un precedente en la región. El problema es que después ha existido una drástica disminución en el ritmo de aplicación. Eso ha derivado en que naciones como Chile, Argentina y Brasil ya cuentan con un mayor porcentaje de protección entre sus habitantes.
De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa), hasta este momento suman 15 millones 525 mil 550 dosis de las farmacéuticas Pfizer-BioNTech, AstraZeneca, Sinovac, Sputnik V y CanSino que han llegado a nuestro país. Asimismo, en México el laboratorio Drugmex ha envasado un millón 375 mil 300 dosis de la vacuna CanSino Biologics. Son un total de 16 millones 900 mil 850 dosis las que están disponibles y la amplia mayoría ya han sido aplicadas.
Lo anterior es una buena noticia en la lucha contra la Covid-19. Aunque ahora es necesario hablar de un problema real y se trata de todas las vacunas que no se han podido suministrar a causa de errores humanos.
¿Por qué se desperdician las vacunas?
Con base en lo publicado por Publímetro, dos de cada 10 dosis que han llegado a México se han desperdiciado. Algunas de las causas es que no se han seguido las recomendaciones especiales que algunas de ellas requieren. En especial, la diseñada por Pfizer necesita de una cadena de congelación para garantizar su alta eficacia. Debido a una mala organización y planeación varios de los lotes han quedado inservibles.
Este tipo de fallas ha sido más notoria en zonas rurales donde es más complicado poder trasladar los biológicos. En ocasiones no se utilizan los vehículos adecuados o no se respetan las indicaciones de los fabricantes.
De igual forma, otra motivo que genera el desperdicio de dosis es cuando a los centros de vacunación acuden menos personas de las que se esperan. Eso provoca que “sobren” algunas vacunas que, en caso de no utilizarse de inmediato o permanecer en condiciones especiales de almacenamiento dejan de funcionar.
También se deben añadir los casos que se han denunciado de mal manejo de insumos. Hasta ahora son tres “vacunas de aire” las que se han aplicado en el país. En cada uno de ellos se comprobó mediante videos que el personal encargado de la inmunización no hizo bien su trabajo.
Por su parte, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, aseguró que esta cifra es mínima y se ha repetido en la mayoría de países del mundo. Mencionó que lo ideal es que no existan desperdicios pero en ocasiones es una situación que se encuentra por encima de la responsabilidad del gobierno federal. De cualquier forma aseguró que la cadena de frío en el almacenamiento y distribución está garantizada a nivel nacional