Investigadores de la Universidad de Minnesota, EEUU, desarrollaron un método basado en nanotecnología para descongelar órganos sin producir en ellos algún daño.
Los científicos que llevan a cabo este estudio utilizan nanopartículas magnéticas suspendidas en solución, éstas tienen la capacidad de aplicar calor de una forma rápida y uniforme lo que evita la formación de hielo y por ende no producirán daño en el proceso descongelación. La técnica es bastante útil considerando que los médicos tienen problemas a la hora de transportar órganos que después serán transplantados. Las donaciones no pueden criopreservarse porque generalmente sufren daños irreversibles.
Sin embargo, este método resultó útil en células, válvulas cardiacas porcinas y vasos sanguíneos de animales, por lo que confían en que puedan usarlo próximamente en órganos humanos.
La investigación se publicó la semana pasada en la revista Science Transnacional Medicine, en la que además se explica el éxito de la vitrificación en embriones o células madre; empero no ocurre lo mismo cuando se trata de tejidos, los científicos aseguran que hacer y desases el procesos con técnicas funcionales, como la criopreservación, sólo funciona en muestras con volumen máximo de 3 mililitros.
El método con nanopartículas logra descongelar sin que los tejidos sufran daños y la clave está en que esas pequeñas partículas calientan a través de ondas electromagnéticas con temperaturas de hasta 200 grados celsius por minuto. El calentamiento es uniforme por lo que las propiedades biomédicas no se pierden, al experimentar una rápida y completa descongelación además de que las nanopartículas se eliminan con un lavado.
Aunque el método es eficaz, los investigadores aún no pueden aplicarlo en órganos humanos ya que según John C. Bischof, líder del proyecto, declaró: “Debemos ser muy cuidados a la hora de decir que vamos a ser capaces de lograrlo. No podemos cantar victoria porque tenemos por delante grandes obstáculos científicos”.
El equipo de Bischof seguirá haciendo pruebas, el siguiente paso será experimentar en órganos de conejo. Si los ensayos son favorables, se espera que la técnica sea confiable para el humano en, aproximadamente, una década.