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Redes sociales y sus problemas éticos para los médicos

El poder de las redes sociales es innegable, así como su capacidad para generar dolores de cabeza en los profesionales de la salud

La semana pasada en este mismo espacio hablaba brevemente sobre el dolor de cabeza que ha supuesto para los médicos la facilidad con la que sus pacientes pueden encontrar información médica en internet. En esta ocasión hablaré sobre otro problema que se ha cernido sobre los médicos gracias a la proliferación de las nuevas tecnologías e internet, me refiero a la presión de las redes sociales.

En tiempos recientes hemos sido testigos del poder que pueden alcanzar las redes sociales, pues tan sólo hace falta que una persona grabe un hecho atroz y lo suba a redes sociales para que se tomen medidas al respecto. Como ejemplo tenemos los casos de #LordFerrari y #LordAudi cuya prepotencia fue expuesta a través de sendos videos que, al final del día, tuvieron repercusiones legales para los implicados.

Sin embargo, este mismo poder que han demostrado tener las redes sociales para unir a los internautas puede llegar a tener resultados un tanto negativos cuando hablamos del mundo de la medicina, específicamente en el ámbito ético.

Si eres usuario de redes sociales como Facebook o Twitter es probable que te hayas topado en alguna ocasión con grupos donde se solicitan firmas para conseguir alguna especie de beneficio para un paciente, lo cual no tiene nada de malo… excepto cuando este tipo de casos atrae atención mediática innecesaria y añade presión a los equipos médicos.

Es decir, supongamos que en el hospital donde trabajas se está probando un nuevo y revolucionario tratamiento experimental para curar el cáncer de próstata, prueba para la cual ya has elegido a todos tus candidatos y que de hecho ya lleva algún tiempo de haber iniciado, cuando de pronto un paciente en estado grave se entera de dicho procedimiento y quiere entrar; pero, dado el avance que lleva el tratamiento no te queda más que negarte.

No obstante, al tratarse de la única esperanza del citado paciente, éste crea un grupo de Facebook y reúne varios cientos de miles de firmas en un par de días, provocando que incluso los equipos noticiosos más importantes del país acudan a ti para conocer tu postura en torno al caso.

Más allá de la decisión que realices, es claro que este tipo de situaciones ponen al médico en una situación bastante comprometida que no existía (al menos no de esta forma) hace apenas una par de años, siendo quizás lo más correcto que las instituciones comience a considerar este tipo de situaciones y elaboren un código de acción que reste responsabilidad a los médicos en caso de llegarse el momento.

Si bien este tipo de casos es más frecuente en países como Estados Unidos, México no se encuentra exento de los mismos.

No cabe duda que las redes sociales se han vuelto en parte indispensable de la vida, incluso en el ámbito médico permitiendo que las líneas de comunicación entre médicos y pacientes se mantengan abiertas más fácilmente; y por esa misma razón es de vital importancia que las instituciones médicas estén pendientes de todos los problemas que se pueden derivar de su uso y con base en ello comiencen a tomar en cuenta este tipo de medios dentro de sus manuales de ética y comportamiento.

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