Escuchar sobre los sustitutos de azúcar o edulcorantes no calóricos se ha vuelto rutinario.
Juicios sobre los endulzantes existen muchos, pero ¿cómo podemos saber si son una alternativa real? Sólo conociéndolos. Informados, sabemos qué consumimos, por qué y para qué.
En el caso de los sustitutos de azúcar, también conocidos como edulcorantes, es todavía más importante, puesto que se relacionan con padecimientos como diabetes, obesidad y sobrepeso, que en la actualidad han generado inquietudes en las personas. De aquí que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), hayan establecido un índice de consumo seguro, conocido como Ingestión Diaria Máxima Aceptable (IDA), que no es más que el consumo diario recomendable para tus pacientes.
Destacan el aspartame, la sacarina y la stevia, los cuales forman parte de los endulzantes no calóricos. Son más dulces que la sacarosa (azúcar de mesa), por lo que se necesitan cantidades más pequeñas para llegar al mismo nivel de dulzor que el azúcar común. Estas características, son un común denominador entre los mismos, ahora pasemos a las particularidades.
Estos edulcorantes se encuentran en la lista de sustitutos de azúcar aprobados por la FAO y la OMS, por lo que su consumo se puede ajustar a cada estilo de vida, lo que los convierte en ingredientes altamente atractivos, que fácilmente se pueden integrar a una dieta equilibrada.
Finalmente invitar a los pacientes a leer la información nutrimental de los productos, es igual de importante. De esta manera, poco a poco se aportará más elementos que construirán una educación a favor de la buena nutrición y, por lo tanto, mayor control de lo que comemos.