En un mundo digitalizado como el que el actualmente tenemos resulta prácticamente un pecado que el galeno no tenga presencia en Internet, pues cada vez hay más gente que trata de contactar con un especialista a través de este medio, además, se suman pacientes que desean tener al alcance de un clic a su médico tratante.
Sin embargo, esto no puede ser impedimento para que el profesional de la salud se olvide de usar las tradicionales tarjetas de presentación, pues éstas permiten establecer vínculos empresariales para beneficiar a su establecimiento de salud.
Las ventajas de estos pequeños impresos son varias:
- Se entregan de forma personal para dejar presidente de la comunicación no verbal del galeno (son el pretexto perfecto para acercarse a colegas o posibles socios y mostrarles aplomo así como parte de la personalidad).
- Pueden llegar a terceros para promocionar sus servicios.
- Hablan de una imagen corporativa (ya que incluyen logotipo, nombre de la empresa y datos de contacto).
Por ello, a continuación enumeramos algunos principios que deben considerarse para crear una tarjeta de presentación ejecutiva que ningún médico debe omitir:
Mostrar la imagen corporativa
La tarjeta de presentación bien puede indicar de forma sencilla “Consultorio médico”, pero agregar un slogan y logotipo la harán, sin duda, más profesional.
Cuidar la calidad del papel
Aunque no se trata de despilfarra el dinero, lo cierto es que usar un papel de mala calidad hará que las tarjetas se conviertan rápidamente en material de desecho, así que siempre hay que considerar que éstas deben ser duraderas para que los posibles socios o clientes no sólo las archiven, también puedan pasarlas a otras manos sin que se deterioren fácilmente.
Proporcionar datos precisos y concisos
En este caso hay que aprovechar el espacio al máximo, así que se recomienda incluir nombre, título profesional, puesto dentro del establecimiento de salud, e-mail, teléfono de oficina, dirección web, logo y slogan del consultorio, clínica u hospital pero cuidando siempre la ortografía, ya que un pequeño error puede echarlo todo a perder.