De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial. En ese sentido, tan sólo la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular son responsables de cerca de 15 millones de muertes al año.
No obstante el conocimiento de este hecho, así como las campañas implementadas por los gobiernos de todo el mundo, las enfermedades cardiovasculares siguen cobrando un gran número de vidas cada año.
Para comprender un poco mejor el problema que rodea a las enfermedades cardiovasculares, el equipo editorial de Saludiario platicó con la Dra. Maricarmen Martínez, quien señala que aun cuando las estadísticas son bien conocidas, la falta de apego al tratamiento por parte de los pacientes, el desconocimiento de los factores de riesgo, así como la falta de evaluación del riesgo cardiovascular por parte de los médicos que permita una prevención primaria temprana, ha impedido que se tenga un avance significativo en el tema.
Hoy día, en México y en el mundo, la hipertensión, diabetes, colesterol elevado, obesidad, tabaquismo y el sedentarismo se han convertido en una epidemia; y diversos estudios clínicos concluyen en una alta relación entre estos factores de riesgo y presentar un infarto al miocardio o una enfermedad vascular cerebral.
En este sentido, la especialista recuerda que existen dos tipos de factores de riesgo que tanto médicos como pacientes deben de tener en cuenta cuando se habla de este tipo de enfermedades: Factores de Riesgo Modificables y No Modificables.
Respecto a los Factores de Riesgo No Modificables, la Dra. Martínez indica que por éstos debe de entenderse cualquier condición inherente al paciente que eleve su riesgo de presentar algún evento cardiovascular: la carga genética, edad, género, sexo, etnia entre otros que el paciente porta desde su nacimiento. En este rubro debe considerarse la presencia de enfermedades como hipertensión o diabetes dentro de la familia del paciente, e inclusive si el paciente ya presenta alguno de estos padecimientos.
En cuanto a los Factores de Riesgo Modificables, la experta menciona que éstos son aquellos que tienen que ver con el estilo de vida y hábitos del paciente, y que son susceptibles de ser cambiados para bien. El sedentarismo, el tabaquismo, el alcoholismo, la mala alimentación o el estrés al que se encuentra sometido el paciente de forma cotidiana son factores de riesgo que se deben recomendar al paciente de manera temprana.
Sobre la forma en que el médico debe abordar el tema de los factores de riesgo con sus pacientes, la doctora considera que, “como médicos debemos hacer consciente al paciente del porqué tomar diariamente su tratamiento farmacológico, así como hacer cambios inmediatos en los factores de riesgo modificables, y apoyados por la calculadora de riesgo de enfermedad cardiovascular hablar sobre las consecuencias de no hacerlo”.
La Dra. Martínez también señala que, la apuesta debe ser por un modelo de medicina preventivo, tal y como se pretende en la actualidad, pues sólo evitando que se presente un evento cerebrovascular o infarto al miocardio se puede influir verdaderamente en la calidad de vida del paciente.
Cuando hablamos de medicina preventiva hay que tener en consideración dos grandes rubros: la prevención primaria y la secundaria. La primera de ellas nos permitirá prevenir un primer evento vascular cerebral o infarto al miocardio; mientras que la segunda a la cual no todos los pacientes tienen la fortuna de llegar, nos ayudará a prevenir un segundo evento cardio y cerebrovascular, siendo más compleja y costosa para el paciente.
La recomendación es realizar un evaluación de Riesgo Cardiovascular Holística que considere tanto los Factores de Riesgo No modificables como los Modificables. Asimismo, al identificarlos inmediatamente se debe iniciar con prevención primaria que involucre cambios en el estilo de vida, alimentación y tratamiento preventivo indicado. Uno de los más conocidos es Aspirina Protect de Bayer cuya acción vasodilatadora disminuye considerablemente el riesgo de sufrir algún evento cardiovascular.