Todos nos enojamos. Podría decirse que es una condición irrenunciable. Sin embargo, no saber controlarlo puede representar un peligro para las personas que laboran junto a ti, en en consultorio e incluso, para los propios pacientes. Por esa razón, la American Psychological Association (APA), recomienda el seguimiento de las siguientes estrategias para controlar el enojo.
Estrategias para controlar el enojo
Primero: Relajación
Técnicas sencillas para la relajación como respirar profundamente e imaginar cosas “relajantes”, pueden ayudar a controlar los sentimientos de enojo al interior de tu consultorio.
Si algún elemento de tu personal ha cometido un error que te ha sacado de quicio, esta operación podría representar una alternativa para aminorar la molestia que se podría trasladar al terreno con el paciente.
Algunos pasos sencillos que puede tratar:
- Respire profundamente, desde su diafragma. Respirar desde su pecho no lo relajará. Imagine que su respiración sube desde su “barriga.”
- Lentamente repita una palabra o frase tranquilizadora como “relájate” o “tómalo con calma.” Repítala mientras respira profundamente.
- Recurra a la imaginería; visualice una experiencia relajante sea de su memoria o imaginación.
- Los ejercicios lentos y no extenuantes como el yoga pueden relajar sus músculos y hacer que se calme.
- Practique estas técnicas a diario. Aprenda a usarlas automáticamente cuando se encuentre en una situación de tensión.
Segundo: Reestructuración cognitiva
Cambien la forma en la que piensa. Las personas en este estado tienden a maldecir, a insultar e incluso a hablar con términos muy subidos de tono que reflejan sus pensamientos internos.
Cuando una persona está enojada, sus ideas pueden volverse muy exageradas y demasiado dramáticas. Procure reemplazar estos pensamientos por otros más razonables. Por citar un ejemplo, en lugar de decirse, “Ay, es horrible, es terrible, se arruinó todo,” modifique y dígase “es frustrante y es comprensible que esté disgustado pero no es el fin del mundo y enojarme no va a solucionarlo.”
Tercero: Resolución de problemas
Por otro lado, muchas veces nuestra ira y frustración son causado debido a problemáticas muy reales y, hasta cierto punto, inevitables. No toda la ira está fuera de lugar, y con frecuencia es una respuesta sana y natural a estas dificultades.
Algunas personas tienen una creencia cultural de que cada problema tiene una solución, y su frustración aumenta al descubrir que no siempre es así. La mejor actitud para superar dicha situación es concentrarse no tanto en hallar la solución sino en cómo manejar y enfrentar el problema.
- Trace un plan y verifique su progreso a medida que avanza; y,
- Resuelva a dar lo mejor de sí.
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