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Que lidiar con los pacientes quejumbrosos no se vuelva un dolor de cabeza

Lidiar con pacientes quejumbrosos es un reto, pues hay que tomar en cuenta sus reclamos y, a la vez, identificar qué los causa.

Sería un lujo sumamente agradable poder controlar el tipo de pacientes que llegan al consultorio médico; sin embargo, sabemos que eso es imposible y lo único que nos resta es estar preparados para enfrentar cualquier eventualidad, por ejemplo, en caso de encontrarnos con individuos que se quejan de modo exagerado.

¿Alguna vez has pensado que la magnitud de las quejas de tu paciente no corresponde con la gravedad de su enfermedad? Cuando esto ocurre, el médico debe preguntarse qué está originando esa conducta. A veces, el paciente quejumbroso suele hacerlo porque:

  • Carece de información adecuada sobre su padecimiento.
  • Tiene miedo.
  • Busca mejor atención médica.
  • Desea mayor atención de las personas que lo rodean.
  • Es conducta normal en su entorno social y familiar.

Tras identificar la causa, el médico debe ser capaz de tomar medidas concretas para demostrarle que le presta atención y puede sentirse seguro con él, esto a fin de ganar su confianza y empatía. Ayudar al paciente quejumbroso a concentrarse en otros aspectos de su entorno es buena táctica para lidiar con la situación, siempre que el médico no se exceda en los límites tolerables.

Por otra parte, menospreciar sus quejas porque son continuas podría tornarse en contra de la labor del médico cuando el factor dolor está presente, pues se debe recordar que éste es experiencia subjetiva que sólo se logra evaluar mediante el diálogo, por tanto, hay que interrogar al individuo y observar su conducta para no desestimar información que podría ser realmente importante y, con base en ello, determinar si se requiere el uso de medicamentos.

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