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Cómo ser un médico excepcional utilizando lo que tienes a la mano

La diferencia entre un médico a secas y un gran médico reside en los pequeños detalles y no en su capacidad para ordenar 50 análisis de laboratorio

“El buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad”

-William Osler-

En las últimas décadas hemos caído en la obsesión de tratar a nuestros pacientes como partes de un todo. Ya sea por constricciones de tiempo o la carga de trabajo, la realidad de las cosas es que hemos dejado de pensar en el paciente como un ente, donde todo está interactuando y todo está en juego.

No importa que especialidad tengamos, la diferencia entre un médico a secas y un gran médico reside en los pequeños detalles y no en su capacidad para ordenar 50 análisis de laboratorio.

A continuación te comparto 5 puntos que están al alcance de todos nosotros.

1. Siempre obtén una magnífica historia clínica

Recuerda que nuestros pacientes deben de adueñarse de su salud y empoderarse con nuestra ayuda.

Qué mejor forma de lograrlo que citarlos 15 minutos antes de su consulta, de este modo podemos presentarles un formulario de historia clínica que ellos llenarán con calma y que posteriormente podemos repasar con ellos. Si contamos con una página de internet interactiva, es recomendable subir en ella el formato de historia clínica para que nuestros pacientes lo puedan llenar aún antes de su cita.

2. Escucha al paciente

Hace no mucho leí un artículo donde se mencionaba que, en promedio, un paciente habla 18 segundos antes de ser interrumpido abruptamente por nosotros. ¡Imagínate si tú fueras el paciente!, ¿cómo reaccionarías si esto te sucediera a ti o a alguien en tu familia?

Oportunidades para dirigir una conversación existirán, siempre y cuando nuestros pacientes tengan tiempo para expresarse. Crea una relación con tu paciente. Tómate el tiempo y el interés para entender y conectar con tus pacientes. Un estudio de JAMA menciona que los pacientes que sienten que tienen una relación humana con sus médicos tienden a buscar mucho menos una demanda en caso de que el médico cometan un error diagnóstico.

3. Siempre, sin excepción toma signos vitales y no limites tu examen físico

No importa si sólo vamos a ver a alguien por algo que nos parezca trivial. Si no tomamos e interpretamos correctamente sus signos vitales y datos del examen físico podemos perder una oportunidad para descubrir algo realmente importante.

Es válido recordar que la hipertensión es una enfermedad silenciosa y más importante, recordar que nadie va al médico por gusto (más allá de lo mínimo necesario). En nuestras manos está hacer la diferencia y aprovechar cada oportunidad con nuestro paciente.

Inviertir en un Baumanómetro y un Oxímetro nunca está de más, así como tener siempre a la mano un estetoscopio, independientemente de nuestra especialidad.

4. Mantente actualizado en tus conocimientos y adiestrarte en nuevas técnicas

Nunca acabamos de aprender. Un gran médico nunca se siente satisfecho con sus conocimientos y procura continuar su aprendizaje a todos los niveles, incluido el emocional.

Con esto no sólo logramos una gran confianza que proyectamos al paciente, sino que aprendemos a utilizar todas las armas en nuestro arsenal, incluyendo nuestra intuición con el fin de  proporcionar las mejores alternativas y tratamiento a nuestros pacientes.

5. Siempre aboga por tus pacientes, tus residentes, tus internos y colegas

Sin importar en que nivel de formación se encuentran, todos quienes integran nuestro equipo pueden aportar valiosa información enfocada al bien común, que es la salud de nuestro paciente.

Conviértete en la voz de la conciliación y la cordura, trabaja en la mayor harmonía posible con todos los miembros de tu equipo y de tu profesión.

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